sábado, 21 de abril de 2007

Una sauna finlandesa

La sauna finlandesa es un baño de aire seco y muy caliente que se en una sala cerrada y cuyo origen se remonta a la época de los vikingos, creadores de este tratamiento con múltiples beneficios relajantes y cardiovasculares.

Esta terapia con 2.000 años de antigüedad originario de Finlandia cuenta con un gran número de adeptos en todo el mundo. Se trata de una práctica saludable, económica y con mínimas contraindicaciones.

El fundamento terapéutico de la sauna consiste en alternar un ciclo de calor con otro frío que proporciona un baño de calor seco en el que la temperatura alcanza los 90ºC y la humedad relativa no supera el 10 por ciento.

El mejor momento para tomar una sauna es después de hacer deporte o tras realizar algún esfuerzo físico, aunque es conveniente descansar antes unos 15 minutos y por higiene es recomendable haberse duchado antes de entrar, además de la necesidad de preparar el cuerpo con agua tibia antes de que reciba el impacto de la elevada temperatura.

En la cabina, a la que se accede generalmente en bañador y con una toalla para recoger el sudor, es mejor situarse en los bancos intermedios y tumbarse de manera que todo el cuerpo esté a la misma temperatura. Se ha de permanecer como máximo 15 minutos. En ese tiempo el cuerpo experimenta una serie de reacciones: los poros se abren para eliminar toxinas, la circulación sanguínea y el corazón se aceleran con el consiguiente relax que esto produce.

Después de este tiempo, hay que refrigerar el cuerpo con agua fría, iniciando la ducha por las extremidades para acabar en la cabeza. Después conviene relajarse e hidratarse para recuperarse lentamente de la bajada de tensión tomando agua o una bebida isotónica.

Casi todos los gimnasios e instalaciones deportivas te ofrecen la posibilidad de tomar una beneficiosa sauna. Solicita el servicio e infórmate sobre todo lo que necesites para disfrutar de esta relajante terapia.

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