TrucoDía: Bronceado
Si no quieres parecer una gamba, prepara tu piel para las primeras exposiciones al sol.
Dos semanas antes de comenzar tus vacaciones, bebe directamente un vaso grande de zumo de zanahorias.
Durante los 3 primero días, exponte al sol de forma progresiva, varias veces al día, evitando hacerlo en las horas de más calor, ya que en este caso no podría librarte de las quemaduras, que en algunas ocasiones son muy dolorosas. Además, te sentirías muy cansada, cosa que comprometería el objetivo de tus vacaciones.
Las mejores horas para tomar el sol son antes de las 11 y después de las 15:30, así que organízate para poder aprovechar con moderación estos períodos. Sobre todo, no dudes en aplicarte una crema protectora tantas veces como puedas; las arrugas que provoca el sol no desaparecen a la vez que el bronceado, sino que permanecen.
A medida que empieces a ponerte morena, puedes acentuar tus baños de sol. Tómalos directamente, en la playa, junto a una pared blanca o muy cerca del agua, ya que de esta forma la luz reflejada duplicará la intensidad de los rayos ultravioletas en tu piel. Ten cuidado con el viento que suaviza momentáneamente los efectos del sol, pero que no por ello impide las quemaduras (que desde luego surgen cuando el viento se ha calmado).
Dos semanas antes de comenzar tus vacaciones, bebe directamente un vaso grande de zumo de zanahorias.
Durante los 3 primero días, exponte al sol de forma progresiva, varias veces al día, evitando hacerlo en las horas de más calor, ya que en este caso no podría librarte de las quemaduras, que en algunas ocasiones son muy dolorosas. Además, te sentirías muy cansada, cosa que comprometería el objetivo de tus vacaciones.
Las mejores horas para tomar el sol son antes de las 11 y después de las 15:30, así que organízate para poder aprovechar con moderación estos períodos. Sobre todo, no dudes en aplicarte una crema protectora tantas veces como puedas; las arrugas que provoca el sol no desaparecen a la vez que el bronceado, sino que permanecen.
A medida que empieces a ponerte morena, puedes acentuar tus baños de sol. Tómalos directamente, en la playa, junto a una pared blanca o muy cerca del agua, ya que de esta forma la luz reflejada duplicará la intensidad de los rayos ultravioletas en tu piel. Ten cuidado con el viento que suaviza momentáneamente los efectos del sol, pero que no por ello impide las quemaduras (que desde luego surgen cuando el viento se ha calmado).
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